Fotografías: Centro Cultural Conde Duque
La pasividad de la mayor parte de la sociedad, que observa estos sacrificios, estas injusticias, sin reaccionar con la contundencia deseada, es también denunciada por medio de la referencia al peep show, al espectador que mira sin ser visto, que consume escópicamente, movido por una curiosidad pasiva, o simplemente por el morbo, sin que medie una reacción ética. Históricamente, el concepto de peep show se refería también a cajas como las que el espectador se encuentra en el inicio de esta Ifigenia. Pero la mirada se ha degradado con el tiempo, y en el presente esta Ifigenia se pregunta por la posibilidad de una mirada ética sobre los seres humanos -especialmente sobre las mujeres- sobre los sacrificios, sobre las tragedias que en muchas ocasiones alimentan visualmente nuestra cotidianidad sin llegar a traspasarnos.
Fotografía: Centro Cultural Conde Duque
En este montaje, como otros de The Winged Cranes, se mezclan los lenguajes del bunraku y otome bunraku japonés, las vídeo proyecciones, el performer manipulador y manipulado, el teatro de sombras y el uso de la luz para iluminar los espacios que cobran vida, como un títere más, para adentrarnos y meternos en el mito y en la tragedia, como algo no tan alejado de nosotros. De esta manera el público acaba encerrado en su propia tienda, desde donde mira, desde dentro y protegido, el ciclo infinito y absurdo de la guerra, de todas las guerras.
Fotografías: Judit M. Marín
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Diseño del cartel: José Gil Romero